jueves, 16 de marzo de 2017

Mi mejor lectura en 2016

Han transcurrido poco más dos meses y medio de este 2017 y ya se me acumulan las lecturas. Será que febrero tiene menos días, o será mi sino: No tener suficiente tiempo para leer todo lo que quiero leer. 

Mi mejor lectura en 2016 no procedía de las mesas de novedades literarias del pasado año. Fue un regalo de alguien que conoce muy bien mis gustos y deseos y que conocía al autor mejor que yo. Disfruté enormemente el pasado año con la lectura de “Bella del Señor”, de Albert Cohen. De las mejores novelas que he leído en toda mi vida, con permiso de Madame Bovary.

Es una novela pesimista, muy pesimista sobre el amor. Es dolorosa tanto por su análisis de los celos como por el relato de la seducción o por su pesimismo radical, casi metafísico, respecto al mito del amor puro.


Detecto en ella mucha influencia de Joyce y su Ulises. La diferencia es que esto se entiende, o yo lo entiendo, mientras Joyce me hizo sufrir mucho con su obra cumbre cuando logré completarla en un segundo intento. Me costó mucho y no la disfruté y con  Cohen, me resultó muy fácil engullir sus 782 páginas pero, a la vez, disfrutándolas y paladeándolas.

Es una novela absolutamente recomendable y magistralmente escrita. Si es usted descreído del amor, amable lector, no hay problema. Si quiere seguir siendo un romántico empedernido, le recomiendo que no la lea. Su influencia puede ser letal. Ahora bien, se estará perdiendo una de las mejores novelas de la literatura universal.

En todo caso, el autor deja claras un par de verdades sobre el amor, de las que creo que no todo el mundo es consciente  y que me permito destacar:

-Respecto a los hombres que creen que querer a una mujer o su idea del amor verdadero es querer a una mujer para quererse a sí mismos. Nada más lejos de la realidad del amor. Querer a una mujer quiere decir precisamente eso: quererla a ella. Y los que sólo amen a mujeres con el objeto de amarse a sí mismos, van a morirse sin saber lo que es el amor verdadero.


-Y respecto a las mujeres, sobre todo a las mujeres hermosas y sexualmente atractivas, les deja bien clara una cosa que puede parecer evidente, pero que no lo es para muchas mujeres guapas: que una cosa es que te deseen y otra bien distinta que te quieran de verdad. Lo primero siempre resulta más sencillo para mujeres muy atractivas que corren el riesgo, si no saben discernir, de caer en la trampa, en la que ellas mismas se ponen a veces. Un perfecto ejemplo es Marylin Monroe. Atractivo físico nunca le faltó; lo que le faltó es que la supieran querer bien y, por eso, de manera más o menos directa, por eso murió. En una versión más castiza, “la suerte de la fea, la guapa la desea”. A la fea, si la quieren, la quieren de verdad. No ha lugar a confusión de ningún tipo. El sex appeal es un arma de doble filo que es preciso saber usar y poner los medios para evitar un dolor innecesario. En caso contrario se puede convertir, para la mujer que tiene gran atractivo sexual para los hombres – y la que lo tiene, lo sabe –, en un mecanismo de autodestrucción.


Le dejo un par de frases gloriosas del libro:

1.       “Qué bien te sienta este trabajo oh cuán noble  natural tu rostro pero por qué he de montarte continuamente para hacerte feliz qué lástima mi amor…”
2.      “Las mujeres confunden ser amadas con ser deseadas. Qué error”.



Suscribo las palabras de Claude Lanzman sobre esta novela: “Es un monumento, una milagrosa y prodigiosa obra maestra que lo iguala a los más grandes novelistas de la literatura universal…Se impone con la misma necesidad clásica que Shakespeare, Proust, Rabelais, Joyce o los grandes profetas del Antiguo Testamento…”

O Muñoz Molina que dice de él: “En las páginas de Cohen, como en las de Cervantes o Joyce, está el limo sagrado de toda la literatura". 

Que la disfrute, amable lector, si decide leerla, pero si deja de creer en el amor, no me diga que no le he avisado. La que avisa…






A ver qué me depara 2017 en cuanto a lecturas. De momento, he recibido como regalo en febrero esta maravilla, que compendia música y literatura. 

Un lujazo de edición. Espléndida la foto de Alicia de Larrocha con Horowitz y Arrau, tras su concierto en el Carnegie Hall en 1982, entre muchas otras. Con CD inédito incluido. Un placer literario y musical.